Érase una vez una actriz de raíces colombianas. Creció en Clifton, Nueva Jersey, cantando en las bodas de la parroquia de su comunidad. “Realmente hubiera disfrutado cantando en las bodas de la gente por el resto de mi vida”, me dice una mañana en la que se le ve relajada, lleva ropa cómoda, y ni una pizca de maquillaje. Esto será muy diferente en unas semanas, pues Rachel Zegler está por comenzar la promoción de Blancanieves, el live action donde interpreta a la icónica princesa de Disney, que llegará a los cines durante el mes de marzo.
Rachel Zegler habla con cariño del lugar de donde viene porque está intrínsecamente relacionado con su vocación: el teatro musical. Creció haciendo obras de teatro escolares y expuesta a espectáculos en Nueva York gracias a la corta distancia de su hogar. Entrada en la adolescencia, asistió a castings para adentrarse a Broadway, “estaba muy agradecida de que las personas quisieran siquiera verme para estar en nuevas obras de teatro, pero nada resultó realmente hasta que llegó West Side Story”. Esto ocurrió en 2018, tenía solo 17 años.
Zegler fue seleccionada entre 30,000 participantes en una audición abierta para la cinta dirigida por Steven Spielberg. Digamos que era una oportunidad grande. West Side Story tiene una relevancia cultural trascendental para la representación latina, el musical de Broadway de 1957 fue de los primeros en abordar la conversación sobre migrantes latinos en Estados Unidos –específicamente puertorriqueños– y aunque la adaptación al cine de 1961 tuvo una sola actriz puertorriqueña en su reparto (Rita Moreno, quien también estuvo en la nueva versión), Spielberg quiso reivindicarla con intérpretes de raíces latinas, entre ellos Rachel, quien tomó el papel de Maria.
Moreno la describió como una “triple amenaza” (una artista que baila, canta y actúa) cuando ingresó a la lista Time100 Next de 2023, y en Tonight, una de las canciones que Maria interpreta, es evidente por qué. Zegler pasó del teatro que hacía en Nueva Jersey al cine con una naturalidad impresionante. Curiosamente, esta película se basó libremente en la obra de Shakespeare Romeo y Julieta, cuya nueva adaptación a Broadway ha devuelto a Rachel al teatro, “ha sido una experiencia de aprendizaje, de resolver cosas que ocurren en el momento y, si no funcionan, nos adaptamos, porque todo ocurre frente a ti, no hay pausa, no comienzas de nuevo, pero ese es el mundo en el que crecí en el escenario”.
Para Rachel, el final de la temporada de Romeo + Juliet (que inició en octubre de 2024 y terminó en febrero de 2025) se siente como esos momentos en los que uno abraza todo lo que está por venir, “quiero volver y hacer algo en Broadway de nuevo tan pronto como sea humanamente posible”, dice con urgencia. Bajando la mirada y sonriendo como alguien que sabe algo grande que nadie más conoce, añade “tengo tantas cosas en marcha que todavía no puedo contar a nadie”. De lo que sí podemos hablar, es lo que la ha llevado hasta aquí.
Después de entrar por la puerta grande a Hollywood con West Side Story –que le valió un Globo de Oro–, Rachel Zegler se convirtió en una personalidad irremediablemente atractiva para producciones de gran escala. En 2023 vinieron proyectos como Shazam: La furia de los dioses del Universo DC y Los juegos del hambre: la balada de pájaros cantores y serpientes, parte de la franquicia creada por Suzanne Collins. Pero los tiempos no han sido precisamente constantes para Rachel: “mi carrera comenzó en 2019, estoy muy acostumbrada a que los acontecimientos mundiales pospongan los estrenos de mis películas”, dice con humor refiriéndose a la pandemia que retrasó West Side Story, al conflicto de programación de Shazam y a la huelga SAG-AFTRA que pospuso Blancanieves por un año.
La adaptación de la primera princesa de Disney y primera cinta animada del estudio creada en 1937 ha causado gran conversación en redes sociales. Mucho ha cambiado en Zegler desde aquella alfombra roja de la Expo D23 de 2022 en la que los periodistas le preguntaron sobre el giro que se le daría a una historia que tiene casi 90 años de edad. La actriz fue criticada por responder que esta vez, Blancanieves se convertiría en “la líder que sabe que puede ser”, además de implicar que el comportamiento del príncipe era “extraño”. Ahora, se muestra reflexiva al preguntarle sobre qué es lo que desea que la audiencia realmente perciba sobre esta versión.
“Es muy importante que el público sepa que Disney ha encontrado este hermoso y delicado equilibrio entre el clásico animado que todo el mundo conoce y ama de 1937, y al mismo tiempo, lo presenta a esta nueva generación”, dice.
En el live action, veremos la esencia de Blancanieves: la amabilidad que brilla en medio de la adversidad. “Su superpoder es su corazón, no hay ningún poder sobrenatural que Blancanieves posea más allá de su amor por la humanidad, por todas las criaturas vivientes y su creencia fundamental de que hay bondad en todo, eso es algo que realmente creo que el mundo podría aprovechar más”, dice. Rachel no es ajena a los comentarios negativos que las audiencias más viscerales han tenido sobre la cinta, pero reflexiona sobre esto con sabiduría: “Interpreto los sentimientos de la gente sobre esta película como pasión por ella y qué honor poder ser parte de algo por lo que la gente siente tanta pasión. No siempre vamos a tener los mismos sentimientos que todos los que nos rodean y todo lo que podemos hacer es dar lo mejor de nosotros”. Si hay algo que defenderá esta adaptación es el trabajo de la actriz, pues ha tenido una dedicada relación con este personaje desde 2022 que comenzó la filmación y, más tarde, en 2024, se reencontró con él para regrabar algunas escenas: “aprendes mucho más como intérprete, como actor y como persona, cuando regresas a ese set donde tenías 20, 21 y ahora tienes 22 o 23 años, puedes traer todo lo que has aprendido de vuelta y condimentarlo en tu actuación. Es un gran periodo de metamorfosis, pensar en quién era cuando hice la audición y en quién soy ahora, es increíble”.
Rachel Zegler nació en 2001. Para ese entonces, Disney ya tenía un importante portafolio de princesas animadas en su filmografía, el salto a la diversidad ocurrió con Mulan de 1998 y con Tiana de La princesa y el sapo en 2009. A Rachel le gustaba Bella, de La bella y la bestia, “tenía el pelo castaño y era difícil encontrar a alguien que se pareciera a nosotras en este tipo de películas”, me dice señalando nuestro cabello oscuro. Después de la entrevista, pregunté a mis compañeras en la redacción de Vogue sobre su princesa favorita y lo primero que me respondió una de ellas fue “Jazmín, porque se parecía a mí físicamente”. Una no lo piensa de forma directa cuando crece siendo “una niña Disney” como dice Zegler, pero buscamos vernos reflejadas en los productos que consumimos porque así conectamos con ellos. Que una actriz de raíces colombianas interprete a la princesa que representa la génesis de Disney como lo conocemos es importante. “Ahora veo qué hermosa experiencia fue para las niñas negras de todo el mundo ver a Halle [Bailey] interpretar a Ariel en La Sirenita (2023)”, dice ilusionada.
La abuela materna de Rachel Zegler emigró de Barranquilla a Nueva York en 1969. Hay una solemnidad especial cuando hablamos de su origen latino. Como descendiente de inmigrantes, Rachel conoce la sensación de navegar en la industria defendiendo su sentido de pertenencia. “Entiendo que la conversación surge de que la comunidad no quiere ser vista como un monolito, pero la realidad de ser latino y trabajar en esta industria es que tratamos de representar a toda la diáspora. Sé dónde he estado, lo represento en mi narrativa y lo llevo en mi corazón todos los días. Nadie puede decirme nunca que no es parte de mí. Mi abuela falleció recientemente, en noviembre, y ella era mi mundo: nadie podrá arrebatármela nunca”.
Entonces: Érase una vez una actriz de raíces colombianas que tomó a Hollywood por sorpresa con su voz, una que desea seguir usando en historias que reflejen su fuerza, “espero que a través de mi propia narrativa en mis películas, también pueda mostrarle al mundo en qué creo. El hecho de que West Side Story fuera mi primer proyecto cinematográfico y que fuera una historia sobre la migración de Puerto Rico a Nueva York, creo que fue una declaración de intenciones más que cualquier otra cosa”. Por ahora, desea “hacer todo lo posible para trabajar con más mujeres, porque creo que hace una diferencia increíble en la producción cinematográfica”. A diferencia de un cuento de hadas, aquí no puedo escribir “fin”, porque este es solo el comienzo.
En este reportaje: peinado, Jimmy Paul/Susan Price; maquillaje, Fulvia Farolfi/MA+Group; manicura, Gina Edwards/See Management; asistente de foto, Fyodor Shiryaev; asistentes de moda, Oscar Barragán y Angel Ramirez; dirección de arte, Marc Kroop; iluminación, Jodokus Driessen; digitalización, Brian Anderson; producción, John Nadhazi y Michael Gleeson/VLM Productions; sastre, Maria Del Greco; director de entretenimiento, Sergio Kletnoy; talento, Rachel Zegler.